viernes, 11 de agosto de 2017

Mi Unicornio Azul

Con una sonrisa me enseñó a amar a las personas, a ser solidaria, a hacer vida eso de que entre más das más bendiciones recibes, me enseñó sin darme cuenta a ser una mujer fuerte, o como él decía “huevuda y valiente”;  con sus momentos de rigor me enseñó que sin importar nada me amaría siempre, incluso que se encargaría de hacerme sentir su amor el día que ya no estuviera, y lo está cumpliendo.

Lo busco, busco el profundo de sus ojos, la ternura de su mirada, la calidez de sus abrazos y solo logro encontrar su ausencia gritando en silencio, quisiera que todo fuera una mentira, ese sueño que nadie quisiera tener, quisiera que mi vida siguiera siendo tan imperfecta junto a él.

Pasan los minutos y solo quisiera llenarlo de besos, cerrar los ojos y sentir su aroma y escuchándolo decir "yo a vos te amo" y duele, brotan las lágrimas, la melancolía, la tristeza, y me canso de escuchar a las personas decir que todo pronto pasará, ¿pronto? ¿cuándo pronto? si pasó ya un año de que no está físicamente y duele cada vez más.


Su vida se apagó, y no quiero seguir confirmando el suceso, se abrió el grifo de las lágrimas, de los reclamos, de los enojos, de miles de sentimientos más, predominando ese dolor profundo que nunca antes había sentido.

El día que mamá murió fue duro, pero estaba él para amortiguar esa caída, pero ¿y ahora? Fue una caída al vacío, un vacío que aún permanece.

Quiero tener un día a solas con él, un día donde con solo cerrar los ojos, abrazar su almohada o esa chaqueta azul por la que tantas veces le dije.... cambiala, solo esa usas, esa misma que hoy está perfectamente guardada para conservar su aroma y acudir a ella en la tristeza y robarle pizcas de fortaleza, necesito ese día para encontrarme con él.

Eso que dicen que el cielo está de fiesta no va conmigo, solo se que Dios tuvo un premio el día que él llegó, porque ya lo ayuda a tener todo en orden y segura estoy que es el mejor administrador para  Dios y que pone a cada ángel en su lugar cuando no hacen bien las cosas.


Extrañandolo cada segundo de mi vida, si, pero agradecida con Dios por llevárselo como merecía, y pidiendo fortaleza para continuar sin él, sin mi Unicornio Azul.

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