viernes, 28 de julio de 2017

Que nadie te diga que no.



Cada uno posee en diferente medida la capacidad de soñar, de vivir la vida de la manera que mejor le parezca.

La mía,  va con una blanca bandera de paz, soñadora, nadando contra corriente, necia, testaruda, dicho por algunas personas importantes para mi.

No conocía el miedo, no sabía que era ver de frente a la muerte, y reconocer mi pequeñez ante ella, siempre segura que ser la hija preferida de Dios, pero no consciente de que eso no me hace inmortal.

No se pierde la fe, se pierde a veces la fuerza, las ganas de luchar, las ganas de intentar encontrar una razón más para ponerse de pie, se pierde la capacidad de ver lo hermoso de un paisaje, se muere poco a poco el corazón, se va quedando en el ayer ese pincel multicolor con el que se vivía diariamente.

Muchas veces me siento tan equivocada, tan ilusa ante las circunstancias, ante la vida, y dejo de ver fijamente los ojos de Dios, y es en ese momento, justo donde me pierdo en una cortina densa de humo y mis días se tornan brumosos.

Cuantos días extrañando, cuantos días queriendo estar solamente en los brazos de ese Principito que regresó a su planeta o bajo el cobijo de un unicornio azul que es el pilar más fuerte de mi existencia, ausencias que duelen que se unen a la pérdida de fortaleza.

Los milagros siempre presentes, y un ser supremos sabe cuando enviarlos,  en momentos justos y pone en mis manos la bendición de despejar cielos, de encontrar estrellas, divisar a lo lejos pero siempre,  su mirada.

Que nadie me diga que no, que nadie me diga que no merezco un día gris, que nadie me diga que no puedo llorar, que nadie me diga que soy débil, que nadie me diga que debo ser fuerte, duele tener el corazón fracturado, pero estando en ese fondo es donde descubro siempre la mano de Dios lista para darme impulso y retomar la subida.

Escuchar lo que nos tiene que decir el corazón.

Alguien me dijo, "nunca podrás escapar de tu corazón, así que es mejor que escuches lo que tiene para decirte"  y decidí hacerlo.

Cuenta una leyenda que las personas que estamos destinadas a estar unidas del corazón lo tenemos, juntos o no, cerca o lejos, un hilo rojo, ese hilo rojo permanece y nunca podrá romperse.

Fiel creyente de que Dios prepara el camino para luego entender sus razones, vengo ahora a entender porque en algún momento de nuestra vida un hilo rojo fue significativo para nosotros, importante, especial, marcando así nuestra vida juntos.

Él y yo escribimos una historia, muy nuestra, queriendo que así se quede, no importa nadie más, no necesitamos que el mundo nos juzgue.... "respira lento, regresa el tiempo, que yo de amarte no me arrepiento" reza la estrofa de una canción.

Constante construcción de corazón, juntos regenerando ilusiones, sueños, la vida misma, conscientes de que no hay futuro, solamente presente, entregándonos a esos pequeños grandes momentos, sin dudas, sin temores, con total honestidad.

Un hilo rojo que nunca se romperá, por la intensidad con la que vivimos ese amor, por la vida que nos dimos el uno al otro.

Intentando protegernos siempre, sabiendo el significado de la frase "te amo" nos llenamos de ternura e iluminamos el día a día, nadie más, solo dos dandonos vida, inspiración, motivos para seguir, yo en todo momento queriendo devolver un poco de todo lo que me da.

No importa si es con él, no importa si estamos lejos, seguiré fuertemente aferrada a nuestro amor puro,  confiando en nuestro hilo rojo.

miércoles, 19 de julio de 2017

Llegaste para quedarte.

Muchas veces la misma pregunta, ¿en qué momento apareciste y te instalaste tan fuerte en ese corazón que ya no creía en nada ni en nadie?   pregunta a la que no le puedo dar respuesta; apareciste de la nada, a veces pienso que fue el destino, otras, la mayoría de veces, prefiero creer que Dios fue bueno conmigo y te puso ahí, donde pudiera verte y hacerte parte de mi vida.

Pequeño pretexto, la entrega por amor al prójimo fue lo que nos hizo darnos la mano, mirarnos a los ojos y respirar tan profundo que nos hizo perdernos en eso llamado amor, un amor que da vida, que da energía que da motivos para seguir creyendo en magia, en ilusiones y en total entrega. 

Un amor muy parecido a un electrocardiograma, subidas y bajadas, pero siempre con el latido presente, con dudas, con incertidumbre, pero siempre buscando la luz que despierta el calor de la piel y nos hace despertar a la entrega, a la libertad con total pasión. 

¿Dé donde llegaste? no importa, lo que pido a diario es que te quedes presente por el tiempo que me quede de vida.